Infinite

Espacio

by Mr. Beaudry

Es una sensación muy desagradable que las filosofías etiqueten mi corriente de pensamiento, provocando una ajenidad tal que soy expulsada de mi propia piel. Porque no sé citar las influencias del autor correspondiente que "avale" esas ideas. Quizás porque no los he leído. Quizás porque sí los he leído, pero no considero importante citarles, para atribuirme la potestad sobre mi propia cabeza, cuando lo he pensado sola (y antes) de haberlo leído.

La desintegración es inabarcable, entonces. Cuanto más leo, mayor se hace el abismo porque alguien ya consiguió publicarlo antes, sin que lo supiera.
 Al principio, fue el Verbo.
Veamos un inicio de novela:

- una situación estrambótica
- un pensamiento fugaz de suicidio absurdo
- una señora que cose
- besos furtivos de incierto voltaje erótico

Escrito, corregido y editado la semana pasada, tras meses de preparación. La desagradable sospresa aparece el fin de semana, cuando un inicio de novela (durante años guardada para leer en un futuro) comienza con tips similares. No hay ningún misterio: la inspiración está en mí, a diferencia de ese gran mito tejido alrededor de las Musas en los autores, como algo abstracto o ajeno al escritor masculino.

Como si no existieran ya suficientes tipos de estrés que un escritor pueda echarse a las espaldas. No entiendo por qué tendría que soportar unas cláusulas que ni he firnmado ni acepto.

La misoginia literaria sigue vigente en su cota más alta. El secreto a voces, mal disimulado. Por desgracia, la banalización materialista en otros ámbitos también se aplica en la Literatura; en la neo-lengua, cualquier reclamo es innecesario por histérico, porque estamos bien, no hay nada por lo que quejarse.
 
Cosa que no es cierta. Hay un consenso tácito por mantener el orden establecido, y lo más comentado serán las obras de temática "femenina" o "dirigidos" a ese sector, pero nunca serán "literatura literaria". Los críticos españoles, tanto en publicaciones como en la blogsfera, ejercen su hipocresía sin remordiemientos con reseñas exclusivas a escritores hombres. Cuando se realiza a una escritora, siempre aparece un leve detalle a modo de inflexión.

La reseñas de escritoras sólo alcanzan la misma seriedad e imparcialidad en algunos casos:

1. La escritora está muerta, no es española, tiene una posición reconocida
2. El libro es un colección de reportajes de actualidad, o recopilación sobre vidas de otros artistas/escritores (hombres)

Es muy difícil encontrar reseñas imparciales con textos creativos a secas. Y no se les cae la cara de vergüenza.

Se apela al romanticismo, a una temática confesional o sentimental, hasta reducirlo a un tema menor, de mujeres. ¿Por qué?

Sin embargo, muchos autores plasman sus vivencias románticas, confesionales o sentimentales, directamente en formato tipo  Diarios íntimos o Memorias, y ninguna reseña los degrada como algo menor. ¿Por qué?

Y más aún, centenares de entrevistas donde se deja a los escritores (al hilo o no de la publicación de su libro) que hablen sobre el mundo y la vida. Que realicen sentencias filosóficas generales. Su opinión personal sobre temas variados. En las entrevistas a escritoras, hay un estrés desmedido por encontrarle influencias o arrancarle nombres de otros escritores.

En las entrevistas a escritores, se reflexiona sobre su obra, sus personajes, su estilo literario. Por que lo escrito, aunque sea autobiográfico, define a toda la humanidad.
En las entrevistas a escritoras, se reflexiona cómo o por qué se les ha ocurrido escribir tal cosa, sobre el proceso creativo. O cómo ven a otros escritores. Como si sus propias letras terminadas no importaran o sólo las definieran a ellas mismas.

Todo esto en general, claro, aunque las generalizaciones sean tan negativas y siempre aparecen excepciones.

También en general, abundan las entrevistas y reseñas de libros de escritoras realizadas también por periodistas o críticas femeninas. Como si fuera un mundo aparte. Al gueto. Cada vez menos, pero todavía está muy presente.

 DÁIS VERGÜENZA, CRÍTICOS ESPAÑOLES
EMPEZAD A LEER LAS HISTORIAS COMO HISTORIAS
(LA TRAMA, O LA SINTAXIS, O LOS PERSONAJES)
Y NO SEGÚN EL SEXO DE QUIEN LO HAYA ESCRITO

Es una tarea imposible el intento de recuperar, en apenas un siglo, todo el tiempo robado de la Historia. Pero no se puede seguir disimulando más. La Tierra dejó de ser plana hace mucho.

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