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La crisis de los 40


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El camino torcido del burro

No sé hasta qué punto puede ser una astenia otoñal. Las astenias, por tradición, me dan durante febrero, justo todo el mes anterior a mi cumpleaños. O hasta qué punto tiene que ver con el artículo al que le doy vueltas una y otra vez de forma diaria, la parte siguiente de Mi verdadera historia ~ Malditos cerebros. Porque está quedando demasiado largo para las prisas actuales, aunque corte, resuma y vuelva a resumir hasta lo imprescindible. Porque significa masticar el relato completo de ese período amorfo que -ahora puedo nombrar con certeza absoluta- fue un episodio depresivo mayor y no la simple tontería de paso todo febrero un poco baja de ánimos hasta que llega mi cumpleaños el 28. Quizá es miedo a quedarme corta para que se entienda la gravedad del asunto pero con la posibilidad, sin caer en la magufada, de otra serie de motivos por los que salí adelante, sola, negándome a intervención alguna de mis próximos compañeros de profesión y relacionados -psicólogos y psiquiatras-. Quizá son dudas por toda esa gente que me ha conocido en la versión 2017 en la calle, y se pregunten quién es esta, que me la han cambiado del todo, alguien ajeno a lo que era durante el relato en cuestión.

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Amanecer del 15M: Crónicas

Del 15M han pasado siete años y lo único claro es que entonces tenía morriña de un futuro que no iba a suceder. El mismo que ahora: sólo dispongo de la fecha que he decidido para mi muerte, 15M de 2052, y ni siquiera eso porque es 15 de marzo cuando pretendo morirme, después de la resaca de otro febrero estrepitoso. 

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Huir de la mediocridad gris: la negación revolucionaria


Todos piensan esta semana en una cuestión de estado tan importante como que se rompa el Estado, y desearía también analizar sobre política o fabricar algún artículo pero la actualidad que me roba la atención es otra; una preocupación unipersonal referida a los platos de comida, si al ponerlos sobre mi mesa estarán llenos o vacíos, porque de las ofertas recientes en una ya podría estar de alta, ay, voces amables, es algo.
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Bernardiano suena bien como adjetivo


He escrito 8 libros. Es más de lo que han hecho algunos que hoy pueden poner en su tarjeta de visita o en la casilla profesional "escritor", "poeta". Cuento sólo aquellos libros que considero definitivos; si calculara con la edición de las colecciones de relatos, 2 libros más. O la edición de los diarios literarios, hasta 3 libros más. Pero 8. Serán 9 con el que voy a publicar. ¿Importa alguno? En absoluto.

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Cuando todos son iguales menos tú, tú eres el raro, el peligro al que hay que eliminar

Si hubiera leído con más atención a Zygmunt Bauman antes de que se muriera, no habría caído en la trampa de estos espejismos que me han costado caro. Como un entorno de indiscriminados follows por las redes sociales, que amortiguan la Soledad de tantas décadas viviendo entre congéneres de altas posibilidades económicas, pero sin interés por desarrollar ni su cerebro ni las artes, mucho menos la Escritura. 

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Vivir las anomalías: propósito de 2016

Para 2016 sólo tengo un propósito. Único y sencillo. Qué agradable es simplificar las cosas, dejando nada más las que utilizas realmente y limpiando aquellas que ocupan demasiado. Quizá deberías hacer lo mismo.

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Habilidades comunicativas para un mundo mejor

Desarrollo un estudio de campo en el que recopilaré datos durante la jornada de 8 horas, con papel y bolígrafo negro, para su posterior análisis. Se procederá a un registro cuantitativo no sólo de los productos de mi marca, sino también de cualquier otro artefacto por el que se decantan los clientes (indecisos, sólo miraban, no sabían cuál llevarse o si llevar alguno) gracias al gasto de saliva consciente, esto es, charla informativa de entre 10-20 minutos. Ampliable a una interacción de 30 minutos, en la que se incluye el desplazamiento hasta la pantalla del ordenador, consulta del stock, ir al almacén planta primera o sótano para encontrar la caja del producto y llevársela a quien la solicitaba.

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El derrumbe


Tenía 16 años y tanta energía como para andar por el cementerio y reírme de la cifra mil ocho. 1800. Qué viejos.
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Work B**ch: Los peregrinajes de enfermedad


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Y por eso no habláis


Déjalos en paz.
Déjalos ya en paz.
Déjalos, que están muertos. Y son antiguos.

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Vivir en diferido y la explosión


El tratamiendo que se hace de las obras literarias, como producción seriada, es irritante y sirve para cuestionarse muchas cosas. Es la excusa para gastar horas en una marea de pensamientos, entre el pasado y el futuro, pero nunca en el presente.

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