El grupo Amaral ha sido un referente íntimo desde su primer disco, cuando todavía eran algo desconocidos. Por toda una serie de motivos estúpidos y sentimentales, como sincronías en las letras, el hecho de que Eva Amaral adoptara pronto el flequillo como imagen identitaria y no se lo ha dejado largo más nunca (¡flequillos!) o que su segundo disco fuera el regalo que me hice recién salido al mercado, con mi primer sueldo/becaria de periodista (en una revista escribiendo, además). Así que de alguna manera, sus canciones siempre traen vibraciones positivas inconscientes.
Como ha pasado con otros artistas nacionales de los que he intentando declararme "fan" (muy pocos) también los conozco en persona (Eva&Juan) por casualidades del destino y las circunstancias de conciertos en escenarios grandes pero pueblos pequeños.