Infinite

Presentar palabras. Hablar palabras



La primera vez que presenté palabras fue a medio correr, dentro de un sobre tamaño folio y con un bocata de salchichón en la otra mano. Dos poemas en Courier New, hechos en máquina de escribir electrónica. Ordenadores no, todavía nos enseñaban MS-DOS en las clases de informática y la máquina era mejor que la impresora. Estaban firmados por Sirenn Sideny  (lo de los seudónimos con S viene de lejos).

No quería

Variación propia sobre ilustración de Pedro López

Señor Juez, yo no quería, se lo juro por lo más sagrado.
Lo más sagrado de usted, porque para mí es la Palabra.
Señor Juez, yo no quería: sangrar por cada página que alguien pasa
y no es de un libro mío. No quería.

Espacio

by Mr. Beaudry

Es una sensación muy desagradable que las filosofías etiqueten mi corriente de pensamiento, provocando una ajenidad tal que soy expulsada de mi propia piel. Porque no sé citar las influencias del autor correspondiente que "avale" esas ideas. Quizás porque no los he leído. Quizás porque sí los he leído, pero no considero importante citarles, para atribuirme la potestad sobre mi propia cabeza, cuando lo he pensado sola (y antes) de haberlo leído.

Angustia real ya

At first row. JAIP

Palabras como "análisis existencialista" y "angustia vital" flotan estos dias en todo lo que miro, como si las pestañas exudaran su tinte invisible. Los escaparates son más relucientes que nunca, la gente se emborracha a un volumen ensordecedor justo bajo mi ventana. Es larga la calle, pero a la altura de mi ventana parece que han colocado un imán creativo: confesiones apasionadas, cantautores improsivados, peleas de te voy a dar tal hostia que vamos a morir los dos: tú del guantazo y yo por la onda expansiva, etcétera. 

Mercator


¿Hola?

Claro, claro, con lo fácil que es quejarse todo el santo día.
Todo un año (o dos).
Todo un blog.

Ya la hemos líado.