Infinite

Noche de...

Noche de nunca. Noche de un sábado, dos horas y media de viaje en coche, perdidos en medio de un camino de cabras por el bosque. Vamos, lo típico donde sale la niña de la curva. Noche sin luna, pero con una grandeza espectacular; nunca se acuerda uno de las estrellas que siguen brillando en el cielo, encerrados bajo las desgraciadas noches naranjas de ciudad.
Noche de nada.
Verano, otoño, invierno.
Las de primavera no cuentan, son las mismas todas.


Noche de insomnio en vela. Noche de danzad, danzad malditos, que mañana no existe. El efluvio extraño de una sala, recordar cosas que nunca se han sabido, las luces verdes-azules. Y años después, volver al sitio que se ha convertido en una casa cultural de gestión ciudadana. Donde te ponen un documental para cambiar el mundo. Tú cambiabas el mundo prendido en los focos.

Noche de aguas. Las aguas de un balneario robado, o de una playa. No, no te gusta el mar de noche, no puede verse el fondo. La gracia del agua es verla pasar entre tus dedos, ver tus manos tratando de impulsarte atrás-adelante o en círculos. El resto del cuerpo gravitando sobre el fondo. Y de noche el mar está negro. No hay fondo, ni atrás-adelante. Desaparece la sensación de moverse.

Noche de……..Siempre se cae el auricular en el mismo jodido momento de la canción.



Noche de vientos olvidados en la cara. 

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