Infinite

Leer con música





Leer: que "121 poemas es mucho para un autor muerto a los 19 años" y cabrearse. Y 315 poemas a los 18 años, ¿cuánto es, HIJOS DE LA GRAN PUTA?

Contar: 10 años menos, sólo 10 años desencajados, y veríais que todo está inventando. ¿Por qué lo utilizáis como publicidad?

Qué de tonterías habláis de la muerte y los tabúes. ¿Os asusta ver un cadáver? ¿Un suicidio, porque es pecado, según el catolicismo? ¿De qué estáis hechos, de plastilina? ¿Pensábais en serio, con 20 años, que viviríais siempre? Qué mal educados estáis. JAJAJAJA.

En una encuesta de un periódico de papel (¡de papel!) leído en diagonal, a las 7 de la mañana, en un bar de vejetes mientras devolvían el cambio, una curiosa cifra. Rango de parados con estudios nivel  licenciatura y superior, edad 30-35 años: el 78% son MUJERES. ¿HOLA? ¿Nadie se da cuenta de esta bonita estafa?

Así que no es simple percepción circunstancial.  Está reflejado, de incógnito a la vista de todo el mundo, en un artículo con otro objetivo temático.

Hoy te pido perdón, ya sabes quién, allí donde estés, por esta vergüenza de vida. Si supieras que todos tus desvelos no han servido para nada, que medio siglo de años terrestres puedes tirarlos a la basura. Ni la inteligencia ni el estudio, ni el esfuerzo ni la responsabilidad, ni haberse inflado a libros como aconsejabas, ni haber estado pendiente de la evolución informática ("los ordenadores serán el futuro") porque el futuro se ha convertido en IR A LIMPIAR UNA CASA, y sin contrato, además.

También dijiste una vez: ser como un olivo, fuerte y flexible. Que lo varean y aguanta en pie.

Pues yo no aguanto más.

Posiblemente esto sea la última vez de todas las últimas veces; no hay manera de regresar. La opción rumiante, intentar la autonomía y vender artículos en el blogger-mercado, acaba de ser lanzada a disposiciones estratosféricas. Bien. Música dramática  de campanas para una despedida obligada.

¿Qué me impide, en estas circunstancias, pegarme el carnet de prensa en sitio visible (como excusa) y lanzarme a la calle a reventar a los que aporrean ciudadanos, aunque el precio sea mi masa cerebral esparcida en el asfalto? Esta vez me lo ha impedido nada más que no puedo costearme el billete hasta Madrid.

¿Y LA PRÓXIMA?

La próxima es comprobar, con lo grande que es el mundo, como un periodista (no digo el medio) pasea de vacaciones, lleva reloj caro, ropa de marca, dientes blanqueados con láser y bolsas de la compra, mientras espera a que su mujer salga con más bolsas  de otro sitio de marca. Y tengo que arrastrarme a entregarle los folletos de publicidad que reparto. Y luego, rebuscar: con mi edad, al tipo lo pusieron de responsable de un medio, ahora dirige otro.

PUTA CASUALIDAD.

Todo esa generación debe desaparecer de una vez, la que no nació en democracia. La que sigue pensando, en el fondo, que la mujer debe encargarse de tener a los críos y cuidar la casa, la que sigue encumbrando a "pensandores" e "intelectuales" que construyen  metafísica sobre la acción de follar o sobre las comprensiones espirituales que se alcanzan con los enteógenos, (pero no, ellos no son simples drogatas) y sin embargo, si la pluma es femenina, no se tiene en cuenta.

Esta generación debe morirse de una vez, la que premia la filiación sectaria a política, religión o dinastía, antes que premiar los propios méritos del trabajo, la inteligencia y el esfuerzo, como hacen los países de ese concepto "Europa" o "mundo occidental" en el que nunca nos hemos integrado del todo, y del que cada vez nos alejamos más en la península.

Que es una queja HIPÓCRITA la España de pandereta que se hiere a sí misma: mucho sacarse el pañuelo de mocos con una mano, pero con la otra abofetear a los que se salen del tiesto para que no se salgan, y seguir llorando. Ay qué pena, nuestro icono el Lazarillo de Tormes.

PURA MIERDA.
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Hace poco, en el tiempo y el espacio, curiosa yuxtaposición de quejas hacia esta segunda realidad: y siempre hablas un poco como Sara Bernard, rara vez como ***, hay que combinar y no parapetarse en esos roles.

Pero el gran drama es que la realidad es esta: en una sociedad disfuncional construída con barro y recubierta de  mármol para disimular, me he hartado de fingir menos inteligencia para conseguir algo de respeto (y evitar la crítica fácil que encontró oficialismo en las descripciones erróneas de Jung sobre ánima-ánimus).

Precisamente en el acto de pulverizar esa mentira absurda, es que el nombre público que uso es el verdadero, y no un seudónimo para esconderse. Porque todo lo que digo a través de eso es, por fin, lo que realmente pienso. Sin disimulos ni exageraciones. En todo el hígado.


(P.D. mensaje a T. Sí, cuando acabe eso y lo envíe a las editoriales será bajo SB, ya discutiremos las cláusulas legales de los nombres artísticos literarios, grax).

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