Infinite

De cómo escribir un poema depresivo sin tener depresión


Me lamo los lunares como si fueran heridas del sol. Hoy quema la lágrima que no ha sabido mantenerse, y es un día bonito porque es víspera de Difuntos. Y los cadáveres se levantan y dan mucho por saco.
En apenas dos semanas he conseguido tener vértigo, sin sufrir del oído. Primero era un pasatiempo, después dio frutos; primero me gustó, luego me entraron ganas de buscarme una concha como el cangrejo ermitaño, después volvió a gustarme y eché a volar, para volver a esconderme... Todo muy bipolar, sí, debería mirármelo. Aunque no sé dónde acudir para que me lo miren, si a un psicólogo, un licenciado en filología hispánica o a un profesor de literatura.

Extractos liberados y libres (II)

A través de Twitter God (cómo he podido vivir sin él, ¡god!) he descubierto otra red social de Literatura, Falsaria.com, donde ya he colgado un par de textos.

De textos de esos más o menos viejos.

Esta red posee una cualidad que inclina la balanza de forma sospechosa. Es un blog colectivo de Wordpress, con su panel de administración y todo, sus cositas, una delicia. No puedo evitarlo, esa plataforma ha sido siempre mi favorita respecto a bitácoras, porque es más complicada y tenía más opciones.

Extractos liberados (I)

La copia de seguridad ha llegado a mis manos. A la boca del lector DVD. ¿Funcionará?.

¿Sabe usted lo que es una copia de seguridad? Hágala para no perder datos importantes por si el ordenador se estropea. No hombre, cómo cree, mi ordenador no se va a estropear nunca en la vida.

Y lo hizo. Ocho años después, pero se estropeó. Y yo también lo hice (las copias). Mis preciosas copias de archivos cuyos originales en papel habían desparecido por un motivo u otro. Folios extraviados, encuadernaciones de espirales rotas por diversos actos homicidas (fuego, lágrimas, mordiscos) y libretas depositadas en algún lugar mejor, cercano a la basura. 

Todas piezas de museo en el caso de ocurrir una catástrofe. Bien guardado todo.

Mi personaje no es ser tú, es ser yo


Mi personaje no es ser tú. Como tú, gran triunfador. A mí me gusta contar las infamias de las cosas. Lo anodino. La cualidad de perdedor. Hasta dejar cualquier personaje.

Eso no gusta. Porque no pertenezco a ninguno de los dos extremos.

No tengo una historia especialmente truculenta que contar, de las de guerras ni miembros humanos tirados por la calle. Es una historia más bien fea, pero dentro de la normalidad. Tampoco estoy en el otro extremo, a saber: no soy especialmente rica, no salgo en las revistas, no estoy buena (código estándar). Soy normal.

Malentendidos (?)


Cigarrillo, café. Otro cigarrillo y la pantalla del ordenador por todo entretenimiento aquella tarde. Los versos desfilaban por el documento word, a punto de convertirse en un poemario nuevo. Sin intención de que fueran un poemario nuevo, ni un libro, ni nada.

Clic. Clic clic. Oh. Clic clic clic.

Frustración digital


Hoy es un día de esos amargos. Muy amargo. Llevo rumiando una tarde, media noche y todo el día una larga lista de sentimientos que no sabía cómo encajar en un post. Sí, ahora mismo estoy amargada. Ahora que nadie lee, ¿por qué no ponerlo todo con pelos y señales?

La tarde-noche de ayer seguí con mis investigaciones y mis lecturas sobre el panorama literario actual (poético en particular). Primero apareció la angustia. Joder, cuánta gente nueva. Después fue dando paso a un sentimiento de frustración. Y luego de ira. Joder, por qué he perdido el tiempo estos años. Y luego de frustración otra vez. Coño, soy una desconocida, no puedo hacer nada a estas alturas. Y por último, la amargura. Nada a estas alturas, ojalá hubiera estado 10 años más tarde.