Infinite

El 'establishment' hipócrita

Otro granito de arena más, pequeño y ridículo. Estaba aquí sentada en la oficina, cuando empecé a escribir este post. No es mala idea eso de que el Fin del Mundo sea mañana, por qué no. Decido aprovechar estos minutos en rebeldía.

Estaba aquí sentada, como digo, sin hacer nada. Porque se supone que es un trabajo lo que escribo en el ordenador, pero no pagan (día 20 de mes, ojo, y era el 5). Así que gasto el tiempo en escribir en el blog, que tampoco pagan, a menos que pinchéis por caridad en los anuncios Adsense que he puesto por ahí...

Vueltas y vueltas


Diría que el Periodismo es una mierda, así en general. O también podría decir que la casta empresarial sigue anclada en tiempos del Lazarillo de Tormes, y los empresarios siguen pensando que, pobrecitos, ellos ocupan esa desfavorable condición de Lazarillo muerto de hambre y deben emplear toda la picaresca a su alcance para sobrevivir. 

A costa de lo que sea.

Un relato de domingo

[1]

Los reporteros han recogido sus cacharros y ya se han largado. Vuelvo al cuarto para observar la estantería. Es un auténtico asombro, cómo he podido escribir tanto, les decía a cámara. La frase me araña de sorpresa al pronunciarla, la frase tiembla en mis ojos ahora que estoy completamente a solas.

Premios libros y literatura 2012

Pues eso. Que un día festivo lo tiene cualquiera. Y con más curiosidad que posibilidades, me presento a este concurso navideño, a ver qué pasa. Los organizadores, Libros y Literatura, le dan la utilidad de promover los blogs literarios (que no me resulta interesante, porque insisten en que los de reseñas son los literarios). Lo otro sí que es más interesante y útil, un par de eReaders y un montón de libros de regalo. Eso ya está mejor.

Una de generaciones que lloran mucho


Tan bonito y limpio el ensayo de Meredith Haaf sobre la Generación Perdida. Supongo, no me lo he leído. Estoy de generaciones (literarias y demográficas) hasta el mismísimo.

Tampoco creo que vaya a léermelo. Las reseñas son suficientes para entender que la chica de Múnich va a contarme otra milonga, la misma realidad edulcorada que sale en los medios españoles, entre las líneas de opinadores que son muy felices porque, claro, escriben porque les pagan o algo parecido.