Infinite

El resto puede estar equivocado: Un entrenamiento para cambiar de vida (II)

Esto va así: en la primera relectura del día para continuar la corrección, una de las metáforas resulta simplemente genial, o mejora respecto a la jornada anterior -hoy hace sol y ayer llovía-. La terrorífica estampa del Ánima Sola, que con precaución anticipatoria inserté en el booktrailer, es hoy un símbolo redondo. Cómo no se me había ocurrido años antes, en vez de buscar por mitologías exóticas, sin éxito.

No me vendas humo: Un entrenamiento para cambiar de vida (I)

Quedan 101 euros en mi cuenta para el resto del mes -y esto pasa el 11 de febrero-, después incluso de un ingreso de 10 euros (hay que estar loco) por la venta anticipada de mi próximo libro (reloco) de alguien que pasaba por aquí y ha decidido sumarse como nuevo lector del coño de la Bernarda (loquísimo). Aparece en la televisión, apenas dos minutos, un vendehumos tatuado que responde al nombre de Josef Ajram, conocido por argumentos con la profundidad de un charco pero estandarte de una actitud exterior que alcanza la fosa de las Marianas, nivelando el engaño general.

Febrero (otra vez)


Voy en busca de la tormenta, madre.
Voy en busca de la tormenta y el remolino.
En este febrero sí se siente -desde el primer día- la borrasca que hace embudo en la calle y suena como tiene que sonar, a huracán apocalíptico.

El día en que descubrí que soy pobre _ La sociedad del Mundo Feliz

El día en que descubrí que soy totalmente pobre no estaba haciendo nada especial. Mi cabeza, de hecho, se relajaba en la falta de concentración durante una pausa de estudio. Descanso permitido para comer algo en el salón, frente a la tele. Con el mando a distancia salto de un número a otro, de un canal a otro, increíble desgana. Hasta la palabra zapping ha pasado de moda. Y no voy a mentir, ya no es habitual estar ahí sentada, mirando nada elegido que puedas poner en pausa o revisionar, ni nada elegido minuto a minuto. Veo más internet que televisión.

Cuando todos son iguales menos tú, tú eres el raro, el peligro al que hay que eliminar

Si hubiera leído con más atención a Zygmunt Bauman antes de que se muriera, no habría caído en la trampa de estos espejismos que me han costado caro. Como un entorno de indiscriminados follows por las redes sociales, que amortiguan la Soledad de tantas décadas viviendo entre congéneres de altas posibilidades económicas, pero sin interés por desarrollar ni su cerebro ni las artes, mucho menos la Escritura.